Equivocarse con los ingredientes en una elaboración es una situación que ocurre con cierta frecuencia en la cocina. En determinadas ocasiones este lapsus puede desencadenar en un plato fallido o por el contrario en una receta maravillosa. En este último, el error convertido en virtud nos queremos centrar en La Grosella Catering. Presta atención a las siguientes líneas porque te descubrimos auténticas maravillas gastronómicas que nacieron de una equivocación.

 

Cerveza

 

Sí, tenemos que agradecer a la casualidad que hiciera su acción. Gracias a ella podemos disfrutar de esta refrescante bebida tan apreciada en nuestro país. Pero como ocurrió todo. Tenemos que remontarnos a la civilización mesopotámica. En esta época era muy habitual almacenar el grano para realizar pan. Las instalaciones no siempre tenían unas condiciones de conservación adecuadas, sobre todo, en los meses fríos. La humedad provocaba que el grano fermentara y así fue como surgió la primera cerveza. Solo podemos darles las gracias, porque mejor no imaginarse como serían nuestros días sin ella.

 

Tarta Tatin

 

Quien no ha terminado una comida dejando hueco para el postre, sobre todo, si tenemos la oportunidad de degustar una rica tarta tatin. Esta elaboración fue creada en el Hotel Tatin de Lamoutte-Bevron (Francia) y de nuevo la equivocación se convirtió en acierto. Ya sabes lo típico, dejas las manzanas en la sartén te vas a hacer otra cosa y cuando vuelves se han cocinado demasiado. En ese momento piensas: y ahora, ¿qué hago? Pues estos cocineros tuvieron la virtud de ponerlas sobre una masa y crear una tarta extraordinaria.

 

Burrata

 

En una pizza, en una ensalada, con pasta, con carne… Hablamos de un queso con un sinfín de posibilidades que, además, está muy de moda. Es el perfecto acompañante para muchas elaboraciones por su sabor cremoso y fresco. Lo curioso de la burrata es que nació gracias a un temporal parecido a Filomena. Si vamos una fuerte nevada que provoco que un ganadero de Puglia (Italia) no pudiera entregar su reparto de leche. En ese momento decidió conservar la crema y la nata que genera el lácteo para no echarlo a perder. El resultado es un queso cremoso que goza de la indicación geográfica protegida (IGP).

 

Este artículo de La Grosella Catering, el error convertido en virtud, demuestra que lo más importante en cocina es probar. A veces encontraremos una receta que mejore la anterior y otras será un plato fallido.

 

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