Temperaturas elevadas y calor, mucho calor, caracterizan esta época del año. Un período que componen principalmente el séptimo y octavo mes del año en materia lúdica. La piscina o la playa son los despachos preferidos, el lugar donde el estrés desaparece y la forma más habitual de combatir el sofoco. Aunque no son las únicas. La fruta es también un gran aliado para refrescarse. De hecho, un reciente estudio elaborado por Nielsen desvela que los españoles cada vez consumen más fruta en verano. Y en esta época, hay dos que son las favoritas: el melón y la sandía. En La Grosella te hablamos de la segunda y te enseñamos una serie de trucos para que selecciones la correcta, porque elegir la mejor sandía no es una cuestión de suerte

 

Dulce y jugosa son las dos sensaciones que debes sentir al comerte esta fruta. Seguro que estás pensando si la teoría la conozco, pero al final solo encuentro una de cada diez. Tranquilo, en La Grosella vamos a hacer que esta proporción cambie con estos trucos. Toma nota y no pierdas detalle.

 

Fíjate en su culo

 

La sandía perfecta debe tener una mancha amarilla cremosa en la parte de la cáscara que ha estado en contacto con el suelo. Esta seña de identidad demuestra que está en perfecto estado de maduración. Por el contrario, una mancha blanca o verdosa indica que ha sido recogida antes de tiempo.

 

Las altas están más buenas

 

Ni cicatrices, ni magulladuras, ni grietas. La fruta debe estar en perfecto estado de conservación, porque cualquier defecto puede deteriorar su interior. Esto se traduce en que las mejores sandías suelen estar en la parte más alta del estante porque sufren menos golpes.

 

Firmes y apretadas

 

Tras observarla por fuera llega el momento de palparla. Aquí, la clave está en su firmeza. Si al tocarla no está dura al tacto, está pasado o ha sufrido daños. El siguiente paso es golpearla suavemente con los dedos. Si su interior suena hueco, la sandía está en perfecto estado de maduración para su consumo.

 

No hay nada que la conservación no pueda arreglar

 

Puede ocurrir que, a pesar de seguir estos consejos, la elección no sea la correcta. Esto no debe ser un problema si nos percatamos antes de abrirla. Para ayudarla a madurar, guardaremos la sandía en una bolsa de papel junto a un plátano o una manzana en una habitación fresca y seca. De esta forma conseguiremos que la fruta termine de hacerse y su sabor sea dulce y jugoso.

 

 

Elegir la mejor sandía no es una cuestión de suerte, pero si sigues los consejos de La Grosella te garantizamos que este verano no vas a catar una mala. 

 

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