¿Alguna vez te has parado a pensar en la importancia de la hidratación más allá de calmar la sed? Mantenerse bien hidratado es fundamental para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo y para sentirnos con energía a lo largo del día. No solo se trata de beber agua, sino de incorporar líquidos y alimentos ricos en agua de forma inteligente y consciente.

¿Por qué es tan importante hidratarse bien?

Nuestro cuerpo está compuesto en gran parte por agua, y esta desempeña un papel crucial en casi todas las funciones vitales. Una buena hidratación:

  • Regula la temperatura corporal: Evita el sobrecalentamiento, especialmente al hacer ejercicio o en ambientes cálidos.
  • Transporta nutrientes y oxígeno: Ayuda a que las células reciban lo que necesitan para funcionar correctamente.
  • Lubrica articulaciones y tejidos: Contribuye a la flexibilidad y reduce el riesgo de lesiones.
  • Elimina toxinas: Ayuda a los riñones a filtrar y expulsar residuos del cuerpo.
  • Mejora la función cognitiva: Un cerebro bien hidratado trabaja mejor, mejorando la concentración y el estado de ánimo.
  • Mantiene la piel sana: Contribuye a una piel más elástica y luminosa.

Más allá del agua: Bebidas saludables para una hidratación óptima

Si bien el agua es la bebida por excelencia y debe ser tu principal fuente de hidratación, existen otras opciones deliciosas y saludables que puedes incorporar:

  • Infusiones de hierbas (sin azúcar): Manzanilla, menta, jengibre, té verde… ¡hay un mundo de sabores! Son excelentes para mantenerse hidratado y, además, ofrecen beneficios adicionales según la hierba.
  • Aguas saborizadas naturalmente: Añade rodajas de pepino, limón, naranja, hojas de menta o frutos rojos a tu agua para darle un toque diferente y refrescante sin azúcares añadidos.
  • Leches vegetales (sin azúcar): Bebidas como la leche de almendras, avena o soja (sin azúcares añadidos) pueden contribuir a tu hidratación y aportar nutrientes.
  • Zumos de verduras: Una excelente manera de obtener hidratación y una buena dosis de vitaminas y minerales. Puedes combinar pepino, apio, espinacas y un toque de limón.

Evita o modera: Bebidas azucaradas (refrescos, zumos industriales), bebidas energéticas y el alcohol, ya que contribuyen a la deshidratación y no aportan beneficios nutricionales significativos.

La hidratación se come: Alimentos ricos en agua

No solo bebemos para hidratarnos; una gran parte de nuestra ingesta de líquidos proviene de los alimentos que consumimos. Prioriza aquellos con alto contenido de agua:

  • Frutas: Sandía (¡casi un 92% de agua!), melón, fresas, pomelo, naranjas, pepino, piña, melocotones. Son perfectas para un snack refrescante.
  • Verduras: Lechuga, apio, tomate, espinacas, calabacín, brócoli, pimientos. Inclúyelos en tus ensaladas, sopas, cremas o como guarnición.
  • Sopas y cremas frías: Gazpacho, salmorejo, o cremas de verduras son opciones fantásticas, especialmente en los meses más cálidos.
  • Yogur y kéfir: Además de ser fuentes de probióticos, contienen una buena cantidad de agua.

Consejos prácticos para una hidratación constante

  • Lleva siempre contigo una botella de agua reutilizable: Así te aseguras de tenerla a mano y reduces el consumo de plásticos.
  • Establece recordatorios: Si te cuesta beber agua, puedes usar una aplicación en tu móvil o simplemente poner alarmas.
  • Bebe antes de tener sed: La sed es un signo de que ya estás empezando a deshidratarte.
  • Aumenta tu ingesta en situaciones específicas: Durante el ejercicio, en climas cálidos, si estás enfermo (fiebre, vómitos, diarrea) o si estás embarazada o en periodo de lactancia, tus necesidades de hidratación aumentan.
  • Convierte la hidratación en un hábito: Empieza el día con un vaso de agua y distribuye tu ingesta a lo largo de la jornada.

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